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La educación multicultural y la ciudadanía europea

http://www.mec.es/cesces/esteve.htm

http://www.mecd.es/cesces/conclusiones-rece.htm

Dentro de la conferencia organizada en Madrid en 2000 Consejo Escolar del Estado, titulada, 'Movilidad, Educación Intercultural y Ciudadanía' José M. Esteve, de la Universidad de Málaga, presentó esta ponencia (en http://www.mecd.es/cesces/conclusiones-rece.htm se pueden consultar las conclusiones de esta conferencia).

Desarrolla una reflexión acerca de los retos de una Europa caracterizada por la diversidad. Sus instituciones, en la línea de las recomendaciones del Consejo de Europa, el Parlamento y la Comisión Europea, tienen encomendada la tarea de asegurar para todos los grupos un mejor acceso a la educación, las oportunidades de trabajo e igual libertad de conciencia y de expresión de la diversidad cultural. Europa se fundamenta en un grupo de valores distintivos, entre los que se encuentran la tolerancia y el respeto a las libertades.

El profesor Esteve aborda los problemas de la educación en una sociedad multicultural y multilingüe. Revisa el origen de esa diversidad, tanto en el Estado español como en la Unión Europea. Presenta, a continuación, las tendencias de los sistemas educativos: por un lado, hacia la homogeneización y, por otro, los modelos de socialización divergente. Éstos aceptan en educación la diversidad propia de la sociedad multicultural y multilingüe e incorporan al conjunto diferentes elementos propios de las culturas que conviven entre sí.

Respecto a la lengua de enseñanza defiende, con Bliss (1989), la utilización de la lengua materna frente al principio de territorialidad o al de la imposición de las lenguas oficiales.

Sobre la dimensión europea, entiende que es una búsqueda del refuerzo de una más profunda identidad europea; respetuosa de la riqueza multicultural y multilingüe; cuidadosa con la diversidad; pero, también consciente de la existencia de un marco de unidad e identidad que es posible rastrear históricamente. Cree, siguiendo a Julio Caro Baroja (1985), en una identidad dinámica, que no consiste en el mantenimiento de una lengua, una cultura y unas tradiciones inmóviles y rígidas, sino en un proceso en el que la identidad de una comunidad se revitaliza continuamente por la incorporación de valores, descubrimientos científicos, adelantos técnicos, precisiones conceptuales y realizaciones culturales, que teniendo su origen en otras comunidades, quedan incorporadas con el paso del tiempo, —quizá con alguna característica peculiar—, al núcleo mismo de la propia identidad.

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